Estoy segura de que alguna vez a todos nos ha pasado, tras unas vacaciones o tras un fin de semana especial o de reuniones familiares, que nos hemos sentido mal, o culpables por los excesos alimenticios que hemos hecho, a veces conscientemente y a veces de forma no tan consciente.

Pues sí, sobre todo ahora que hemos terminado las vacaciones y estamos empezando a ponernos en orden y volviendo a nuestras rutinas, es cuando nos damos cuenta y nos entra la preocupación.

La vuelta al cole, la vuelta al trabajo, o a la rutina, en definitiva, es el momento de la vuelta a la normalidad.

¿Y porque no lo hacemos también con nuestra alimentación? Pues sí, es lo que deberíamos hacer, hay que volver a los horarios, que es lo que nuestro cuerpo nos pide, y a organizar todas nuestras actividades. Recordad que nuestro cuerpo quiere rutinas y horarios, y especialmente también en lo que a la alimentación se refiere.

¿Qué nos pasa muchas veces después del verano? Pues que nos subimos a la báscula y vemos la cruda realidad: el desorden veraniego nos ha hecho ganar algún kilo que otro. Esto nos crea una situación de ansiedad y a la vez una frustración que no somos capaces de controlar delante de la comida.

“¡Nos hemos pasado comiendo!”: esta suele ser la frase que más oigo en septiembre y octubre en mi consulta.

Y la pregunta es: ¿en qué hemos cometido excesos, o qué alimentos son los que deberíamos haber evitado? La verdad es que los veranos son peligrosos, solemos hacer los excesos sin ser conscientes, nos dejamos arrastrar por el momento y luego eso nos crea remordimientos y muchas veces nos lleva a tirar la toalla y pensar: “ya recuperare la dieta cuando regrese”.

Mi consejo es: siempre debemos respetar las tres comidas principales bien hechas durante los cinco días laborables y dejar los extras para el fin de semana. Eso sí, los extras que sean un poco “comedidos”, en nada nos va a beneficiar un “desmadre total”.

Pero si, a pesar de esto no eres capaz de controlar los excesos, no entres la dinámica de crearte situaciones negativas o de culpabilidad: muchas personas necesitan complementar un tratamiento dietético con apoyo psicológico, para que con el apoyo de los dos profesionales seas capaz de reconducir tu dieta.

 

Artículo escrito por Leonor Moro, Dietista en Castelldefels y Barcelona.