La crianza de nuestros hijos es un camino lleno de obstáculos: a veces, con la misma rapidez con que los niños avanzan también retroceden, debido principalmente, a los conflictos que les rodean. De hecho, es normal que los niños pequeños tengan problemas ocasionales para gestionar su rabia, se enfaden con sus hermanos, tengan arrebatos de ira o lloren sin motivo aparente. Por lo general, estas reacciones suelen ser breves y no suelen interferir en su desarrollo o sí si se alargan en el tiempo.