La muerte es algo que no debemos temer porque mientras somos, las muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.- Antonio Machado.

 

Las personas nos preocupamos por la muerte. Es normal preocuparnos porque nos une más a la vida. Convivimos con el hecho de que todos nacemos y algún día moriremos, sin embargo, cuando sucede lo inevitable en algún ser querido, el dolor nos invade y la pérdida nos crea una confusión que da lugar a periodos de tristeza. La pérdida de un ser querido forma parte natural del ciclo de la vida, pero aún así nuestras emociones nos pueden pasar una mala jugada. Sobre todo si las evitamos…

 

Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.-  Mario Benedetti

 

Todos nos dicen que hay que afrontar la pérdida, pero ¿ cómo lidiar con el dolor que nos preocupa ?. Esa aglomeración de emociones distintas es lo que llamamos duelo o «corazón que duele». Se trata de una herida que tiene que cicatrizar, pero toda curación conlleva dolor.  ¿ Te preguntas cuándo el duelo se convierte en patológico ? El dolor evitado se mantiene y se incrementa con el tiempo.

 

Aparecen dificultades de concentración, dudas recurrentes, confusión e indefensión, desánimo, desesperación, llanto, irritabilidad, impaciencia o apatía.  No disfruta con con nada. Incluso pueden presentar trastornos del sueño, alimentación y ansiedad.

 

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.- Khalil Gibran

 

Para afrontar un duelo de forma sana, tenemos que expresar ese dolor. Si intentamos alejarnos de ese recuerdo que nos hace tanto daño, con la mejor de las intenciones estaremos atrayendo a nuestra mente mucho más dolor.  Olvidar a un ser querido no es posible, pero sí podemos recordar sin sufrimiento, dejando paso a un recuerdo equilibrado que nos proporcione alivio.