Aprender es importante para crecer como personas. Es necesario para la persona conectar con nuestras emociones, sentirlas y así descubrir que el mundo existe porque tú le das sentido. Ser curioso/a, dedicar tiempo a conocerse, proponerte retos, es el aprendizaje que da significado a nuestras vidas. El conocimiento es importante pero tiene que caminar junto al sentir. Somos uno; razón y corazón. Todo ello es necesario para dar sentido a nuestra vida.
Sin embargo, utilizamos más la razón: nuestra percepción, pensamientos o creencias nos llevan a autoengaños funcionales o trampas. Muchas veces hacemos cosas conscientes, pero siempre son las mismas. Se convierten en actos repetitivos que en el pasado nos funcionaron para solucionar problemas y creemos que es la solución para todo (solución universal). Si bien es cierto que aunque el mecanismo sea diferente, aplicar la misma solución en todos los contextos, crea un problema disfuncional. De hecho, es lo que denominamos «Psicotrampa de insistir». E inevitablemente, nos lleva al fracaso, aún teniendo la mejor intención de obtener buenos resultados.
“Tratar de controlar nuestras propias reacciones sin conseguirlo es el guión que conduce a la esclavitud del miedo.”
A veces, nos empecinamos en darnos contra «la pared» una y otra vez. Creemos que eso es lo que no nos deja conseguir lo que deseamos, sin embargo, no advertimos que si no funciona, mejor ir por otro camino y probar una estrategia nueva. Y ¿ sabéis qué ? Nos olvidamos de sentir. Utilizamos la razón y no el corazón.
¿ Qué son las «Psicotrampas» ? La trampa se crea cuando insistimos en aplicar lo que anteriormente nos ha dado resultado sin tener en cuenta que un mismo problema en un contexto diferente requiere una solución distinta. Ejemplos de ellas las encontramos en el razonamiento lógico llevado a un extremo, o las falsas expectativas o esperar que los demás actúen como nosotros, las verdades absolutas, el insistir hasta la saciedad, la evitación, etc…
Como decía Einstein:
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
La pausa…
¿ Te has planteado hacer una pausa ? ¿ Te sientes culpable si paras durante media hora al día ? Regálate tiempo. Dedícate un espacio de tu tiempo a reflexionar, a sentir, a conectar con lo importante. Permite que el corazón salga a flote y la armonía te inunde. Elige ser y sentir. De ese modo, estarás más atento/a a tus necesidades y a la de los demás. Los demás también necesitan empatía y una palabra de aliento. Si tú no estás preparado contigo mismo/a, no podrás ayudarles y las relaciones personales se estropearán. Date tiempo para aprender, ser curioso/a y ocúpate en lo que te llene y de sentido a tu vida.