El día de los Reyes Magos es, sin duda, un desafío para los padres, un momento clave donde pueden  surgir problemas sobre qué regalar a los niños. Hace unos días pasó Papá Noel, y ahora están por llegar Melchor, Gaspar y Baltazar. La alegría y excitación que estos momentos producen son momentos para disfrutar en familia. Sin embargo, hasta dónde acceder a todo lo que nos piden, y cuándo es conveniente poner límites.

 

A veces parece que si no hay regalo, no hay suficiente amor. «La presión para acumular cosas se hace cada vez mayor, los hijos se vuelven cada vez más exigentes, y los adultos sienten culpa si dicen que no. Parece que ser buen padre se puede medir en el valor económico de los regalos, y muchos viven en la fantasía de suponer que los objetos pueden reemplazar otras carencias.

 

¿ Es bueno acceder a todas las demandas y caprichos de los hijos y no poner límites ? No, puede ser perjudicial para ellos ya que no los ayudan a aprender a tolerar la frustración, es decir, a entender que no siempre van a poder conseguir todo lo que lo quieren, lo cual les va a permitir también tener pensamientos más flexibles, ayudándolos a tener una adaptación más saludable.

¿ Qué podemos hacer ? Estimular el pensamiento, con reflexiones como «me gustaría o desearía que los Reyes me puedan traer un determinado regalo, pero si esto no sucede no se termina el mundo, igual voy a poder disfrutar de los regalos que reciba, sean los que sean.

 

¿ Tu hijo/a pide algo que realmente desea o es fruto de la publicidad ? Es importante respetar sus deseos, sin embargo, es mejor enseñarles a elegir con discernimiento.

Por otra parte, cuando los adultos de la familia no tienen una limitación económica, es necesario entender que el mero hecho de poder comprar algo no es el único motivo para hacerlo. No todo lo que es bueno se compra, y ese es un aprendizaje que es bueno tener cuando somos niños.

 

Aprender a decir NO

Muchos padres experimentan un gran sentimiento de culpa cuando tienen que decir no al deseo de sus hijos. «El NO se trata de un límite. Un error muy frecuente, es asociar el NO con lo afectivo. El único significado que tiene es NO.

 

¿Cómo se debe manejar la desilusión cuando no reciben lo que esperan?

 

Los chicos, y los adultos también, debemos aprender a que nuestra alegría no dependa de un regalo o de que algo en especial suceda. Como familias, es una muy buena idea proponernos ese tipo de crecimiento personal.