Una persona mayor es dependiente cuando presenta una pérdida más o menos importante de su autonomía funcional y necesita la ayuda de otras personas para poder desenvolverse en su vida diaria. Por lo general, las causas de la dependencia de una persona mayor son múltiples y varían de forma notable según los casos.
Ahora bien, ¿ qué ocurre con los familiares, a su vez cuidadores de estas personas mayores ? Un fuerte impacto sobre todos los miembros de la familia. Sin embargo, cada familia presenta a su vez particularidades que hacen que se requiera de un abordaje especializado en temas que van más allá de la enfermedad. A diferencia de lo que aparentemente parezca, los familiares que desempeñan un rol de cuidador/a sufren mucho fruto de la tensión emocional a la que se enfrentan a diario y en algunos casos pueden desarrollar síntomas, como por ejemplo de depresión o ansiedad. Sobre todo, sucede al no contar con las herramientas adecuadas para el manejo de distintas patologías que padecen sus familiares.
Por ello, es fundamental que el cuidador/a de un familiar cuente con un profesional que le guíe en el camino arduo de la enfermedad y/o degeneración de sus seres queridos.
Nuestra experiencia profesional atendiendo a cuidadores al cargo de un familiar muy querido nos enseña que con las mejores intenciones éstos consiguen los peores resultados posibles, si afrontan solos la situación. Una situación que se puede alargar durante muchos años con el desgaste emocional y frustración que conlleva el empeoramiento de los curadores.
El/La cuidador/a presentan un temor constante al sufrimiento de su familiar. Se encargan de todos sus cuidados (agenda médica, medicamentos, etc…) y terminan por olvidarse de ellos mismos y manipulados emocionalmente. Pensamientos, emociones contradictorios están presentes en su día a día. No viven su propia vida. La reacción que tienen ante ello es la depresión o ansiedad. La renuncia a sentir placer, a vivir…La culpa les invade. Intentan, una y otra vez, solucionar sus emociones encontradas, pero cuanto más lo intentan, peor se sienten.
“La renuncia es un suicidio cotidiano“.- Goethe
“La depresión no es un trastorno en sí mismo, sino un trastorno que es efecto de otras problemáticas. La palabra depresión indica “bajada”, sirve para indicar la reacción que tiene un individuo cuando hay algo que no funciona en su vida. La depresión no nace de la nada, es el resultado de los fracasos, de la desilusión. Nace siempre a partir de algo que, por lo que sea, provoca esa derrota y , entonces, la persona se rinde”, nos enseña Giorgio Nardone.
La Terapia Breve Estratégica plantea unas soluciones muy eficaces para desmontar el aparente equilibrio que mantienen el curador y el enfermo.La aplicación de los protocolos de «problem solving» estratégico de Nardone es útil para promover cambios en los familiares en los que se intervine y de esta forma mejorar su bienestar general. Por tanto, las prescripciones las enfocamos a desbloquear al cuidador.
Para obtener resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes.
Objetivos de la Terapia Breve Estratégica para Cuidadores:
- Fomentar el bienestar del cuidador.
- Generar un afrontamiento de la enfermedad funcional (disminución de conductas evitativas).
- Establecer dinámicas familiares funcionales.
- Promover una comunicación abierta en la familia. “Poner la enfermedad en su lugar” (Steinglass).
- Ofrecer respiros en el cuidador.
Nuestras pautas que aconsejamos a cuidadores/as serían las siguientes:
1.- Delegar
El cuidador necesita tiempo para gestionar su propia vida. Para ello, es positivo delegar en otros profesionales tiempo suficiente y tareas para respirar y afrontar su vida. Hay que liberar a la persona cuidadora para evitar el agotamiento físico y psíquico al que se encuentran sometido.
2.- Darte pequeños placeres
No sigas castigándote y proporciónate pequeños placeres que te den un respiro. Te lo mereces. Te mereces ese «capricho» que arroje luz a tu día a día. La carrera de fondo es mucho más llevadera con pequeños grandes placeres que añadan ilusión a tu vida.
3.- Acudir al Psicólogo
Ir a un Profesional que te proporcione herramientas para afrontar tu situación, es signo de fortaleza. No te dejes llevar por los mitos o leyendas al respecto y acude a un Psicólogo/a.
El primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás
Al igual que no solemos aguantar el dolor físico y acudimos rápidamente al médico, el dolor emocional no tiene que ser soportado, sin más. Tomar la decisión de pedir ayuda profesional es difícil. No se trata de algo fácil de decidir, ni tan siquiera es un proceso rápido. A veces, pasa tiempo y en algunos casos la decisión final llega cuando la persona se encuentra verdaderamente mal. Te mereces ser feliz.
Fuentes:
Nardone, G. y Watzlawick, P. (1993). El arte del cambio. Barcelona: Herder. Nardone, G. (2003). Más allá del miedo. Madrid: Paidós. Nardone, G. (2004). El arte de la estratagema. Barcelona: RBA Integral. Nardone, G. y Portelli, C. (2006). Conocer a través del cambio. Barcelona: Herder. Nardone, G. y Salvini, A. (2006). El diálogo estratégico. Barcelona: Ediciones RBA