No hay noche que no vea el día

Maribel caminaba lentamente por las calles de su barrio con la idea de comprar un regalo para su hijo Tomás. Mientras deambulaba entretenida observando los escaparates de las tiendas, de pronto sintió angustia, temblores en todo el cuerpo, taquicardia, ansiedad extrema y un pensamiento totalmente irracional «¡voy a morir!». Maribel sintió en aquel momento miedo a padecer un infarto, miedo a morir y sobre todo, una vergüenza de que otras personas notaran lo que le estaba sucediendo. Cae al suelo y en ese momento vecinos que pasaban por ahí la reconocen y llaman a una ambulancia. El diagnóstico es: ataque de pánico.

 

El ataque de pánico es un trastorno por ansiedad, cada vez más frecuente, que se presenta con síntomas que llegan a ser francamente invalidantes. Se observa. En el 1,5% al 4% de la población, siendo la mayoría de los casos mujeres de edad entre 25 y 40 años.

 

Síntomas

Según Trickett (2009), éstos son algunos de los síntomas que presenta una persona cuando sufre un ataque de pánico:

  • Miedo
  • Desconcierto
  • Mareo
  • Dolor en pecho
  • Hormigueos en el cuerpo
  • Confusión
  • Taquicardia
  • Temblores
  • Sensaciones de asfixia

 

Sentir miedo es normal. Todos hemos sentido esa sensación en algún momento de nuestras vidas, pero ¿ cuándo sobrepasa los límites ? Las personas reaccionamos con una variedad de cambios fisiológicos, al percibir un peligro. El objetivo es preparar el cuerpo y la mente para el enfrentamiento o el evitamiento o fuga. Todas las reacciones fisiológicas para la defensa o el ataque se hacen excesivas y la persona no controla ya ni su propia mente ni su propio cuerpo. Los pensamientos más recurrentes en estos casos son “me muero”, o “debo escapar”, o “estoy enloqueciendo”.

 

A veces ocurre que pensar en el propio miedo, o en el miedo del miedo lleva a la solución intentada fallida, porque el pensamiento alimenta otros pensamientos. Es decir, el miedo al miedo a las propias reacciones es en sí mismo un problema a solucionar porque genera miedo y este miedo, a su vez, genera resistencia al cambio.

 

Quien ha tenido pánico muere cien veces y no una sola vez” SÉNECA

 

 

Cómo soluciona la Terapia Breve Estratégica 

 

Maribel padeció un ataque de pánico mientras salía a comprar un regalo para su hijo. A partir de ese acontecimiento siente más miedo, si cabe, a salir a la calle porque rechaza su temor. Al combatir en su mente constantemente su temor provoca una pérdida de control. La Terapia Breve Estratégica puede ayudar a Maribel a descubrir que si busca el miedo de forma voluntaria, se desvanecerá. Y el miedo únicamente se puede afrontar, y es algo que sólo puede hacer ella».

 

La naturaleza jamás dice algo distinto que la sabiduría” JUVENAL

 

Así pues, la Terapia Breve Estratégica nos enseña que, para darle solución a un problema no es necesario explorar qué lo causó en un inicio, sino qué es lo que está haciendo que, en el presente, el problema se mantenga. Para tratar con el problema nos centramos en cómo funciona el mismo.

 

Está demostrado científicamente que resulta imposible desencadenar un ataque de pánico voluntariamente, porque el miedo no puede controlarse de una manera lógica. Basándose en este principio, la terapia breve aplica lo que se denomina «la intención paradójica» y rompe con distintas estrategias el círculo vicioso de las evitaciones. Una de las evitaciones más frecuentes es la solicitud de ayuda. Esta ayuda, si bien tiene un efecto inicial de confortación, luego sólo contribuye a confirmar la incapacidad de la persona para afrontar las diferentes situaciones en soledad.

 

 

 

Fuentes: 

Nardone, G. y Watzlawick, P. (1993). El arte del cambio. Barcelona: Herder. Nardone, G. (2003). Más allá del miedo. Madrid: Paidós. Nardone, G. (2004). El arte de la estratagema. Barcelona: RBA Integral. Nardone, G. y Portelli, C. (2006). Conocer a través del cambio. Barcelona: Herder. Nardone, G. y Salvini, A. (2006). El diálogo estratégico. Barcelona: Ediciones RBA. Miedo, pánico, fobias: la terapia breve, Editorial Herder 2009, Nardone. No hay noche que no vea el día: la terapia breve para los ataques de pánico, Herder 2012, Nardone.