Durante estos últimos meses, debido al obligado aislamiento preventivo y la propagación de variantes del COVID-19 las personas nos hemos visto forzadas como nunca antes a aceptar la soledad estando, en la mayoría de los casos, muy poco preparados para afrontarla. Por tanto, la influencia en el ámbito de Salud Mental por el hecho de estar, en efecto, solo o de sentirse solo se ha convertido en algo todavía más potente en cuanto a sus efectos y consecuencias.

Para evitar contagios de la covid–19, las personas que padecen esta enfermedad deben permanecer aisladas. Cuando se encuentran en ese aislamiento puede resultar extremadamente duro.

Por un lado, la persona siente el miedo que se tiene a la enfermedad;  se han creado unas expectativas muy dramáticas para las personas que la padecen y el otro es la pérdida del entorno familiar.

Veamos, pues, estratagemas terapéuticas orientadas a conducir  la persona a superar el sufrimiento psíquico y comportamental que se ve reforzado por la soledad cuando ésta se vuelve patológica.

Lo normal en esta situación es que respondamos con angustia, una respuesta emocional frente a situaciones que no podemos controlar y ante las que sentimos impotencia y vulnerabilidad. La angustia es una respuesta normal en estas circunstancias. Agresividad como medio de calmar una emoción con otra. Mirada al pasado como forma de sentirnos seguros. Preocupación por el futuro. Negación de nuestros sentimientos.

 

El miedo es la emoción básica para sobrevivir. Gracias a ella se consiguen superar muchos obstáculos. Sin embargo, ¿ qué ocurre cuando nos bloquea ? Qué va a pasar con mi enfermedad, te preguntas en tu aislamiento y esta incertidumbre te hace estar aún si cabe más en alerta. Queremos controlarla pero no sabemos cómo.

 

Si estás aislados o con familiares enfermos, no te vayas al aislamiento pensando qué pasará. Piensa el aquí y el ahora. Y permítete estar tranquilos.

 

¿Qué podemos hacer?

1.- Si estás aislado o con familiares enfermos, no te vayas al aislamiento pensando qué pasará. Piensa en «el aquí y ahora». Y permítete estar tranquilo.

2.- Da un espacio cada día a tu miedo. Hazla presente durante un periodo limitado de tiempo todos los días, por ejemplo 15 minutos al día. Tan malo es intentar negar ese sentimiento como mantenerlo presente las 24 horas del día. Es preciso también evitar hablar todo el rato del miedo que sentimos de las preocupaciones que nos genera esta crisis.

3.- Intenta, en la medida de lo posible, buscar la manera de hacer ejercicio cada día, tener una dieta saludable, y una rutina de aseo e higiene personal y de nuestro entorno. Es imprescindible mantener contacto con nuestros seres queridos y mantener nuestra red social por vía telemática si estamos aislados de todos.

 

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