Es época de propósitos. Con la salida y entrada del año, siempre nos planteamos cómo mejorar nuestra vida. Es bueno reflexionar, pero si lo hacemos nos quedamos bloqueados, nos invade la tristeza y la sensación de fracaso, de que todo está perdido; no hemos alcanzado nuestros objetivos que nos planteamos el año pasado…
“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.”-Julio Cortázar.
¿ Te gustaría que tu vida cambiara en algún u otro sentido ?
¿ Te encuentras en el camino correcto o es mejor desviarte ?
¿ Y si permitimos que el corazón se exprese y que la razón desconecte ?
¿ Qué meta te gustaría conseguir ?
¿ Son realistas tus objetivos o propósitos ?
“Llevar una vida amargada lo puede cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende”. -Paul Watzlawick.
Muchas veces construimos propósitos nada realistas. Al no poder conseguirlos, nos frustramos. Por otro lado, los tópicos que repetimos no evitan que caigamos en mayores frustraciones. Veamos los tópicos a evitar la frustración de otros años.
1- Fija los propósitos de año nuevo por escrito: Anota tus objetivos.
2- Analiza y escribe las acciones para conseguirlos.
“La mejor manera de predecir el futuro es crearlo” -Peter Drucker.
El tiempo y lo que nos ocurre van a la par en el cambio y las personas cambiamos también con ello. Crecemos y aprendemos de los errores que cometemos, vivimos y sentimos. Por eso, un final puede ser mi mejor comienzo, tu mejor comienzo.
En este final y comienzo de año, ¿ y si en lugar de seguir a pie juntillas los topicazos aceptamos cómo nos sentimos ?: bien, mal o regular, fatal, triste, deprimido/o, ansioso/a, feliz, infeliz, etc…
Si aceptamos cómo nos sentimos nos hacemos responsables solo a nosotros mismos. Ya no culpamos a nadie más por ello.